La columna del Director

EL INFORME DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS HAY QUE TIRARLO A LA BASURA

Por: Luciano Revoredo

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha señalado en su informe que las muertes en las  protestas contra Dina Boluarte pueden “ser clasificadas como una masacre”. En la lectura del informe, Margarette May Macaulay, presidenta de la CIDH, mencionó que las muertes perpetradas por agentes estatales “podrían constituir ejecuciones extrajudiciales”.

Resulta interesante que con  relación a las 10 muertes ocurridas en Ayacucho el 15 de diciembre, en inmediaciones del Aeropuerto, la presidenta de la CIDH indicó que, tras la información recogida, se pudo concluir que hubo violaciones de derechos humanos graves que deben ser investigados con un enfoque étnico racial y que fueron perpetradas por agentes estatales. Por supuesto en ningún momento se cuestiona la razón por la cual se producen estos actos en el aeropuerto, ni menos aún fundamenta la idea absurda del supuesto enfoque étnico racial. Sería importante que la señora Margarette May Macaulay también informe que el aeropuerto como punto estratégico se encontraba bajo ataque terrorista y había que defenderlo.

En otra parte del informe se señala que según información que recibieron en Ica, Lima, Arequipa y Cusco “la respuesta del Estado se caracterizó por el uso de la fuerza de manera letal, indiscriminada y desproporcionada”, supuestamente esto se confirma por el “alto número de muertes y personas lesionadas en la parte superior del cuerpo por armas de fuego”. Sin embargo no menciona cual es la fuente de esa información sesgada.

Otra parte del informe se refiere a Juliaca, donde murieron 19 civiles, en enero de 2023, según la CIDH observa que, en esa ciudad, “hubo situaciones de uso excesivo indiscriminado de la fuerza de parte de agentes estatales que conllevaron violaciones a los derechos humanos graves contra los participantes de las protestas y contra terceros”. Curiosamente en este caso también los actos de violencia se producen en el perímetro del aeropuerto. Tema importante para comprender la naturaleza del ataque subversivo de los violentistas que las fuerzas del orden debían repeler de instalaciones estratégicas.

Para finalizar dos perlas propias de ese repelente nido de progresistas que es la CIDH. El Estado peruano deberá realizar un registro integral de los datos sobre personas fallecidas, heridas, detenidas y víctimas de violencia de género en el contexto de las protestas.“El registro debe ser específico y tomar en cuenta datos desagregados por origen étnico-racial, edad, sexo, orientación sexual, identidad y/o expresión de género”. Y por supuesto dar una compensación económica, así como rehabilitación médica, psicológica y social,  a los deudos de los subversivos muertos enfrentando al Perú. Todas las taras del progresismo globalista en un párrafo. Género, orientación sexual, raza y demás. Habría que preguntar a sus señorías,  en qué cambia el resultado de sus observaciones si los subversivos abatidos son de tal o cual género.

Obviamente lo que hay que hacer con este informe es tirarlo a la basura. Ninguna de sus recomendaciones es vinculante y el Perú no está obligado a cumplirlas. Sus observaciones y conclusiones son sesgadas e ideologizadas. Esa es la principal razón por la que cada vez somos más los peruanos que rechazamos la intromisión de estas instancias supranacionales.

Basta ya de someter nuestra soberanía jurídica y política a los caprichos de una gavilla de caviares internacionales. Desde hace años que tanto la Comisión como la Corte Interamericana de Derechos Humanos   responden a intereses políticos y reciben financiamiento que condiciona sus decisiones y sus recomendaciones. Al respecto recomiendo leer el informe sobre el financiamiento de la CIDH y la manera en que esta se somete en sus decisiones, elaborado por el Global Center for Human Rights que revela la verdad sobre estos oscuros aspectos y manejos del sistema interamericano de derechos humanos.

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