
Por: Luciano Revoredo
En agosto de 2018 publicamos el artículo titulado CHISAC y la fábrica de mermelada. En el dábamos cuenta de algunas andanzas de Pedro Salinas Chacaltana. Particularmente de una consultoría que había realizado al entonces Fiscal de la Nación Pablo Sánchez.
Decíamos en ese artículo: CHISAC en su web se define como especialista en el manejo de la comunicación externa de marcas, empresas o personas a través de la gestión y mantenimiento de relaciones con medios de comunicación. Así como en generar noticias a partir de las actividades de cada compañía y la gestión ante los medios de comunicación para la publicación de notas de prensa y/o entrevistas.
Es decir una perita en dulce para los corruptos. A cambio de un buen presupuesto CHISAC te lava la cara. Y vaya que así fue. No es de extrañar pues que el moralizador Salinas haya trabajado arduamente para lavarle la cara nada menos que a don Alan Azizollahoff, el responsable de la muerte de tantos jóvenes inocentes en la discoteca Utopía. Un buen fajo de dólares y Salinas se multiplica en cafés y cebichitos y bastante mermelada para que la imagen de Azizollahoff se levante, se limpie. Un trabajo notable. Un buen manejo de crisis.
Pero como business son business, eso no es nada, también hay que limpiar al Fiscal de la Nación. Al favorito de la caviarada, a don Pablo Sánchez, quien al ser denunciado constitucionalmente por su livianidad con la corrupción no tuvo mejor idea que recurrir a CHISAC, y otra vez el diligente Salinas se pisó los callos para convocar a un almuerzo con periodistas por el que cobró nada menos que 17000 soles (…).
Años más tarde podemos decir que el tiempo nos dio la razón. Hoy Salinas, que oportunamente ha vendido su parte de CHISAC, se encuentra investigado por Colusión agravada y negociación incompatible precisamente por aquella “consultoría” realizada al Ministerio Público.
Hace unos meses se iniciaron las investigaciones con el allanamiento de su domicilio en Mala. La investigación está a cargo del fiscal Reynaldo Abia, el cual desde aquella diligencia se ha convertido en el blanco de los insultos y exabruptos de Salinas, el cual ha llamado al fiscal Indigesto, mentiroso, abusivo, papeluchero, mareado, enajenado, embrutecido, corrupto, incapaz, sibilino, prevaricador, embustero, leguleyo, mala leche, mala entraña y finalmente ha dicho que navega por la cloaca de la farsa y el embuste con ínfulas de velociraptor. Lamentablemente Pedro Salinas, actúa matonescamente cuando pierde el control de las situaciones. Recordemos como del mismo modo ofendió sistemáticamente a la a jueza Judith Cueva Calle que lo condenó por difamación.
Lo cierto es que pese a los desplantes de Salinas, que ahora se victimiza y huachafamente se identifica con el caso Dreyfus, el trabajo de la fiscalía continúa. Y como venimos siguiendo sus movidas y negocios y los su entorno desde hace varios años atrás, nos permitimos hacer unas sugerencias al señor fiscal Reynaldo Abia de que hilos seguir
- ¿Cómo adquirió los lotes de mala?
- ¿Cómo vendió la mitad de estos al cónyuge de Paola Ugaz y cómo le pagaron esta transacción?
- ¿Está todo esto saneado?
- ¿En qué condiciones se realizó la asesoría a Alan Azizollahoff?
- ¿Cómo le pagó este último?
- ¿Siendo fundador y socio de CHISAC cómo es que no supo nada del soborno de Graña y Montero y la falsa facturación para beneficiar a Susana Villarán?
- ¿Cuáles son sus vínculos con las Chalinas Verdes?
- Sus múltiples vínculos con Paola Ugaz la cual se encuentra investigada por lavado de activos.
Considero señor fiscal Abia que podría muy bien complementar su investigación y tal vez encontrar materia para su acusación en estos temas.





