Vida y familia

EL BRINDIS DEL DIABLO EN ARGENTINA

Por: Tomás I. González Pondal
Hace un poco más de 2000 años morían unos niños debido a la persecución herodiana, desatada a causa del nacimiento de Cristo. Herodes “El Grande” (grande en maldad) los mandó a matar, y eso porque su intención era asesinar al Niño Dios de quien hablaban las profecías. El gobernador, en su ceguera y egoísmo desbordante, temía que le fuera arrebatado su gobierno. La fiesta de los Santos Inocentes se celebra el 28 de diciembre. No parece casualidad que un discípulo de Herodes llamado Alberto Fernández, haya coronado la bestialidad asesina llamada aborto, entre el 29 y 30 de diciembre. El diablo brinda en fechas cercanas.
Y hace dos años, exactamente el 2018, el mismo senado que ahora vota mayoritariamente favorable al asesinato, votaba mayoritariamente a favor de la vida. Entonces queda bien expuesta la locura humana: el pretender decidir sobre cuestiones esenciales, trascendentes e inviolables, según un número de manos que aprueban o rechazan. Para algunos hombres devenidos en seudolegisladores, las cosas son buenas o malas según la mayoría de manos que se expidan en tal o cual sentido. Esa es la mentalidad del número, y por eso también con tanta facilidad, todo depende del número monetario mayoritario que ingrese en un bolsillo.
La fenomenal hipocresía desatada por el gobierno actual este año con el tema del virus, podría reducirse a la mismísima frase arrojada por la boca del actual presidente abortista: “De la muerte no se vuelve, pero de la economía sí se vuelve. Prefiero tener 10 por ciento más de pobres y no 100 mil muertos en la Argentina por coronavirus.” Y en su hipocresía y la de los abortistas, como bien saben que de la muerte no vuelven los niños, por eso mismo, si posible fuere, bregan para que haya 100 mil abortos y más, pues, entre otros fines, buscan la reducción mundial de nacimientos. Y nadie se engañe ni se deje arrastrar por las falsas estadísticas: la permisión inevitablemente conduce al aumento. No hay camino en bajada que no incremente la velocidad. Los gobiernos abortistas apuntan precisamente a lograr mermas poblacionales tras ver medrar su instrumento asesino llamado aborto.
Un gobierno tan demoníaco como el de ‘Alberto Fernández – Cristina Kirchner’, alcanza a establecer lo que ahora fementidamente llaman ley, y que no es ley ni jamás debe ser así llamada, porque la porquería recibe el nombre de porquería y punto.
Solo un gobierno demoníaco intenta empañar la alegría de la Navidad que amamos, con la alegría que a los perversos concede la mortandad deliberada que odiamos.
Mientras aún celebramos el nacimiento del Redentor del mundo en el humildísimo pesebre de Belén acompañando a María y José, algunos celebran ahora el exterminio humano en la humilde cueva del vientre materno, acompañando así el brindis del diablo.

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