Política

DOÑA DINA, NI FINA NI ATINA

Por: Luis Yunis

El diccionario de la Real Academia Española (RAE) señala que el significado de la palabra FINA tiene varias definiciones, entre ellas; “Delicado y de buena calidad”; también precisa que se refiere a lo, “Sutil, agudo y perspicaz”; además, define a “Una persona de exquisita educación”, pero también conlleva el concepto de “Astuto y sagaz”, y finalmente determina de alguien, “Que hace las cosas con primor y oportunidad”; y respecto al verbo ATINAR, nos ilustra que es, “Encontrar lo que se busca a tientas sin ver el objeto”, de igual manera, “Acertar a dar en el blanco” y finalmente, “Acertar algo por conjeturas”.

Doña Dina, el último domingo 29 de enero, en horas de la noche con huaraca y machete en las manos, mochila llena de piedras sobre el hombro y con un rostro de pocos amigos lanzó un feroz discurso contra el Congreso conminando, intimidando, amenazando y advirtiendo a sus ocasionales ocupantes que procedan conforme a lo estrictamente señalado en su pronunciamiento. Así lo entendí, no fue textual, pero prácticamente fue implícito. Se olvidó de la división de poderes y subestimó la potestad, autoridad y facultades de los parlamentarios. Prácticamente los “choleo”, y en el diccionario de la Real Academia Española la palabra “Cholear” significa, “Tratar a alguien despectivamente”.

Al respecto, y argumentando lo precisado por la RAE, que es una institución fundada en 1713 dedicada a la regularización lingüística entre el mundo hispanohablante, es clarísimo que el pronunciamiento de la señora Boluarte, llevaba un temeroso mensaje de complicidad a la rebelión, al alzamiento, al levantamiento, a la sublevación, y obviamente de apoyo a la asonada, al motín y a la sedición; términos, que son sinónimos de su prédica, absolutamente alejada del diálogo, del llamado a la unión, de convocar a la fraternidad, de invitar a la articulación y a la concordia, pero nada de ello fue dicho, solamente echó leña al fuego para sus propios intereses.

¿Qué significa que doña Dina no respalde a nuestra Policía Nacional y permita que esos terroristas y vándalos, no solamente hagan destrozos en la ciudad, causen temor y violencia, paralicen nuestra precaria economía, se apoderen de calles y carreteras, sino que agredan a los efectivos policiales humillándolos y dando muestras de prepotencia, dominio y tajante desconsideración y desobediencia a la autoridad?

¿Qué significa su fingida y artificial debilidad de doña Dina a sabiendas que tiene todo el poder del Estado para hacer cumplir la Constitución y las leyes, y con ello el respeto a los derechos humanos de una inmensa mayoría que quiere orden, paz, trabajo y seguridad?

¿Qué significa que doña Dina intencionalmente prolongue estas asonadas, disturbios, protestas, manifestaciones y movilizaciones, a sabiendas que ya carga con más de 50 fallecidos y mil heridos que son de su absoluta responsabilidad?

¿Qué significa que doña Dina presione a todo pulmón el adelanto de elecciones zurrándose en la Constitución, en el Parlamento y en la División de Poderes?

La respuesta ante estas interrogantes es obvia, sabe que si sigue sembrando mayor rechazo ante el Congreso, pisa el acelerador de las elecciones y apoya a la izquierda, como lo viene haciendo, éstos tendrían gran posibilidad de hacerse del poder y con esto sus nueve denuncias constitucionales en el Congreso y cuatro en la Fiscalía de la Nación en torno a las protestas se irían al archivo, pero lo más importante es que sus huesos no terminarían en la cárcel, lugar donde debería ir a parar en memoria del SO2 PNP (f) José Luis SONCCO QUISPE; así que, doña Dina, ni es fina, ni atina porque juega un partido absolutamente peligroso, infeliz, torpemente elaborado y ridículamente desarrollado en un escenario a oscuras.

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