La columna del Director

DESLICES DE MONSEÑOR CARLOS CASTILLO

 

Por Luciano Revoredo

Como se sabe la marcha feminista NI UNA MENOS se viene realizando en nuestro país desde hace varios años. Es parte de un movimiento internacional que se inició en Argentina.

En su primera versión el tema que convocaba era un razonable rechazo a la violencia en contra de las mujeres. En apariencia nadie podía estar en contra de ese concepto. La violencia de un hombre contra una mujer es algo condenable desde todo punto de vista. Como otras tantas formas de violencia.

En esa oportunidad sin embargo advertimos que esa convocatoria no era más que una fachada, una máscara que el feminismo radical, uno de los brazos del neo marxismo, adoptaba, para cual caballo de Troya, introducir otras causas.

Ingenuamente mucha gente marchó en esa oportunidad pensando que lo hacía en contra de la violencia hacia la mujer, ignorando que con su participación estaban convalidando una agenda perversa.

Ha pasado el tiempo  y ya pensando que la sociedad  está un poco anestesiada, se quitaron la máscara y la marcha NI UNA MENOS mostró un poco  sus verdaderos motivos.

“No queremos que nos acosen”, “No queremos que nos violen” y “No queremos que nos maltraten ni física ni mentalmente”. Era el mensaje original. Hasta ahí todo bien, nadie en su sano juicio puede dejar de condenar que se acose, viole o maltrate a una mujer.

Pero mientras los ingenuos marchaban siguiendo estas banderas, estas les eran escamoteadas y cambiadas por “No queremos que decidan por nosotras”, es decir en el lenguaje de la progresía y el feminismo “Queremos abortar”. Luego, fue evolucionando hasta que evidentemente se convirtió en una marcha a favor del aborto, la ideología de género y las reivindicaciones LGTBI.

Sabemos que esto es parte de la revolución que busca destruir la familia y el orden natural, también sabemos que la revolución no para, siempre viene por más. Cada año intentarán dar un paso más. El matrimonio homosexual, las adopciones de niños por parejas homosexuales, la pedofilia legal, etcétera.

Nada de esto llama la atención. Conocemos la perversidad de la progresía y del feminismo. Lo que sí ha llamado poderosamente nuestra atención han sido las deplorables manifestaciones del Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, que en un acto académico en la Universidad de San Marcos dijo: “Los mismos ciudadanos que protestan en las calles por la mujer, por la vida, por ni una menos, también son las mismas personas que caminan en la procesión del Señor de los Milagros”.

Si ya nos había preocupado su cercanía con el Padre Gutiérrez, creador de la desafortunada reinterpretación del Evangelio desde el marxismo, en la mal llamada Teología de la Liberación, estas declaraciones sí que resultan desconcertantes.

¿No ha escuchado nuestro ocurrente arzobispo a las feministas de NI UNA MENOS vociferar a favor del aborto? ¿No las ha escuchado aullar  “…Saca tu rosario, de mis ovarios, saca tu doctrina de mi vagina…” entre otros despropósitos?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2 Comentarios

  1. Era tragicómico ver a muchos católicos (los ingenuos y los rojos que se aprovechaban de ellos) que defendían la primera edición de la marcha “Ni Una Menos”. Carlos Castillo es uno de este grupo pero… no es de los ingenuos.

  2. No tengo estadísticas si los mismos que participan en la marcha van a la procesión. Pero es posible que gente de buena fe, indignada y quizá sin saber de progresías y géneros vaya a defender lo que su conciencia le dice (admito que quizá sin mucha reflexión y de eso se aprovechan los ºcontrabandos”). Este análisis es necesario para que tu artículo no peque de propaganda. Además, ¿conoces el pensamiento del P. Gutiérrez? ¿Lo has leído? ¿Has visto su evolución? ¿Reconoces que aunque equivocado en una coyuntura, despertó conciencias sobre el papel de la Iglesia frente a la probreza?. No todo es blanco y negro. El análisis de una dicotomía progre-conservador es anticuado y polarizador, además que denota poca profundidad en el análisis.

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