Por: María Ximena Rondón
En las últimas semanas, las redes sociales se han llenado de comentarios y reviews sobre la figura de Hannah Neeleman, de 34 años, bailarina graduada de Juliard, granjera y madre de ocho niños.
A través de sus cuentas en Instagram y TikTok, Hannah es la imagen principal de Ballerina Farm una granja en Utah administrada por ella y su esposo Daniel Neelman, hijo del fundador de Jet Blue, David Neeleman, el cual es un millonario. El matrimonio ha dejado en claro en diversas ocasiones que ninguno proviene de una familia granjera y que decidieron “hacer realidad” el sueño de retirarse de la ciudad y vivir en el campo, así como de tener una familia numerosa.
Los videos y fotografías de Hannah, quien profesa la religión mormona, siempre han generado reacciones positivas entre los usuarios e incluso inspirado a muchos a optar por una vida “pacífica”.
Sin embargo, una entrevista publicada en el diario The Times de Londres, realizada por la periodista Megan Agnew, puso al matrimonio en el ojo de una tormenta, a la que Hannah calificó como un ataque.
La entrevista de Agnew, quien según el sitio web de The Times escribe sobre temas sociales, crimen y violencia contra la mujer; resultó siendo un artículo, pues carece de la modalidad pregunta-respuesta, en el que se presenta a Hannah como una esposa oprimida, una fábrica de bebés y como una bailarina frustrada cuyo sueño jamás fue el de administrar una granja. Además, Daniel es reflejado como el esposo machista y controlador, que supuestamente no dejaba a su esposa a solas con la periodista, y como la persona que “forzó” y “presionó” a Hannah para casarse y administrar una granja y un hogar, trabajo por el que ella suele pasar varios días en cama debido al agotamiento.
A ello, se suma un video difundido en redes sociales donde Daniel le regala a Hannah por su cumpleaños un delantal para recoger huevos en vez de los pasajes a Grecia que ella presuntamente quería. Este gesto, del cual no sabemos si es una broma de parte del matrimonio o una estrategia para dar exposición a su marca a través de una escena montada, ha provocado que Daniel reciba oleadas de “hate” y sea percibido como el “macho patriarcal opresor”.
Durante esta semana, los videos de Ballerina Farm estuvieron llenos de comentarios donde los usuarios le reclamaban a Daniel que dejara ir a su esposa de vacaciones a Grecia, que ella sufría de explotación doméstica, que Hannah debía seguir su “sueño” de ser bailarina y que incluso la animaban a dejar su familia para lograrlo.
La familia decidió responder a estos continuos ataques a través de un video en el que Hannah aclara que ella no es “la única que trabaja”, sino que ella y su esposo son “uno solo” cuando se trata de cumplir con sus responsabilidades. Incluso defendió su matrimonio y aclaró que su vida actual es el resultado de una decisión que ella tomó conscientemente.
Asimismo, compartió una actualización del sitio web en la que describe que su familia siempre se ha dedicado a los negocios y que mantuvo esa mentalidad incluso estudiando en Julliard, pues trabajaba para cubrir los gastos académicos.
Al contrario de lo que sugiere el artículo de la periodista feminista, Hannah afirmó que se casó durante su último año de carrera y que sí llegó a terminarla, haciendo historia en Julliard al ser la primera bailarina graduada en ser madre. Todo ello con el apoyo de su marido, con quien se mudó a Brasil al terminar sus estudios. Allí, el matrimonio tuvo un mayor acercamiento con los negocios y el mundo de la agricultura y las granjas. Con un nuevo proyecto en mente, compraron un terreno de 50 kilómetros en Salt Lake City, en el estado de Utah y comenzaron a criar animales, siendo los primeros una piara de cerdos, y a compartir su estilo de vida junto con su marca en redes sociales. Una de las intenciones de estos videos es mostrar a la gente de dónde provienen los alimentos que consumen.
Este caso demuestra el sesgo periodístico en contra de las mujeres que toman la decisión de ser amas de casa, tener familias numerosas y vivir según los valores tradicionales y cristianos. Este estilo de vida les ha granjeado el apodo de “TradWifes”, el cual resulta un dolor de cabeza para quienes promueven los ideales feministas del empoderamiento, la lucha contra el patriarcado y la familia.
Pese a la avalancha de críticas, Hannah ha declarado públicamente que ella ha escogido esa vida, que es muy feliz y que tiene muchos proyectos por delante. Asimismo, ha señalado que el artículo publicado en The Times es un ataque a su matrimonio y que no es objetivo respecto a su vida y sus valores.
Todo este caso demostraría un ataque hacia las “TradWifes” y un afán por hacer que las mujeres desistan de la maternidad y la familia, así como a la dedicación al hogar y a vivir según los valores tradicionales y conservadores. Un aparentemente inofensivo artículo que retrata a una mujer oprimida en una granja ha prendido una chispa de rebelión entre las mujeres hacia el matrimonio y la familia.
¡Buenas intenciones “not found”!