Cultura

A CIEN AÑOS DEL POSMODERNISMO

Por Roberto de Olazábal Wismann

Desafiando las convenciones narrativas en 1967, en “Cien años de soledad”, Gabriel García Márquez fusionó elementos de la realidad con lo fantástico, a través de un estilo narrativo rico en simbolismo, realizando una de las mayores contribuciones a la literatura del siglo XX, en la primera novela en español considerada dentro de la literatura posmoderna.

Autores asociados al posmodernismo como Italo Calvino, Thomas Pynchon, Don DeLillo, y Margaret Atwood, entre otros, abarcan en sus obras una amplia gama de estilos, una experimentación formal y un enfoque crítico hacia la sociedad y la cultura. Rompen con la coherencia y unidad para expresarse de manera fragmentaria, ambigua y autoconsciente.

La aceptación de grandes obras posmodernas ha permitido celebrar la experimentación literaria, jugar con la forma narrativa, desafiar las expectativas del lector con temas universales como el amor, la soledad, el destino, la memoria y el tiempo expresados en una compleja red de personajes, eventos, mitos y realidades.

Además, en un mundo marcado por cambios sociales, políticos y tecnológicos ha permitido dar voz a grupos marginados, explorando temas como el género, la sexualidad, la raza y la identidad cultural, derivando en una literatura que se muestra diversa e inclusiva, donde el juego creativo y la experimentación no busca sorprender al lector y pone mayor interés en el creciente énfasis por la representación de voces diversas.

Una tendencia popular en la literatura contemporánea es la autoficción, donde algunas obras logran narrativas híbridas que desafían las convenciones tradicionales de la autobiografía y la ficción, pero otras tan solo buscan inclusión y representación de una amplia gama de voces, identidades y experiencias que buscan el asombro y la originalidad mostrando conductas inusuales.

¿Será posible que los logros de la literatura posmoderna deriven en una disminución de la calidad literaria al enfocarse más en la representación de identidades diversas que en la excelencia artística? ¿El éxito de ventas de publicaciones mediocres o mal escritas se debe sólo a que cumplen con ciertos criterios de diversidad?

De ser el caso, esta literatura pronto dejará de ser original, sus personajes serán estereotipos que buscan cumplir con la diversidad que se espera de una novela contemporánea, esto será considerado un formato tradicional, sin asombro, sin novedad. Entonces serán refugio los temas universales y volverá el interés por el humanismo y la valoración del individuo. Parece que se cierra el círculo en soledad, y nos espera un nuevo renacimiento en menos de cien años de posmodernismo.

 

2 Comentarios

  1. Es discutible la denominación de “literatura posmoderna” pero cabe coincidir con el autor en que presenta “una experimentación formal y un enfoque crítico hacia la sociedad y la cultura. Rompen con la coherencia y unidad para expresarse de manera fragmentaria, ambigua y autoconsciente”. Virtud y desafío.
    Coincido también en que “La aceptación de grandes obras posmodernas ha permitido celebrar la experimentación literaria, jugar con la forma narrativa, desafiar las expectativas del lector con temas universales como el amor, la soledad, el destino, la memoria y el tiempo expresados en una compleja red de personajes, eventos, mitos y realidades”.
    Y me sumo a su preocupación por el devenir de esta corriente literaria, porque creo que “la representación de identidades diversas” no es consustancial a “la excelencia artística”, aunque debo aceptar que en esa vena proliferan y hasta con éxito editorial “publicaciones mediocres o mal escritas (que) cumplen con ciertos criterios de diversidad” con despliegue de estereotipos con los que se quiere presentar una posición de autor frente a la realidad contemporánea. Lamentablemente, ese posicionamiento termina por parecerse a los conocidos “manifiestos” de grupos literarios, poéticos y más que pretenden revelar con apreciaciones de su producción en un entorno social lo que su obra no alcanza a representar.

  2. Es que los que manejan el dinero también se han apropiado de la narrativa y por consiguiente la literatura es su altavoz, pero esos temas dan muy poco de sí y duran lo mismo, se puede publicar mucho material malo no siempre se puede obligar a leer esos bodrios. Y caen pronto en el olvido.

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