
En los últimos días, el periodista católico Alejandro Bermúdez, exmiembro del Sodalicio de Vida Cristiana, ha sido blanco de una nueva campaña de difamación que busca manchar su reputación y su labor periodística. Según una publicación del portal Religión Digital, dirigida por el exsacerdote español José Manuel Vidal, la Sala Stampa de la Santa Sede habría declarado a Bermúdez “persona non grata” y suspendido su acreditación de prensa de manera permanente tras una supuesta agresión verbal contra las periodistas Paola Ugaz y Elise Allen. Sin embargo, Bermúdez ha desmentido categóricamente estas acusaciones, presentando pruebas de que no existe tal sanción y anunciando acciones legales contra los responsables de lo que califica como una mentira fabricada para dañar su buen nombre.
La controversia comenzó el 14 de mayo, cuando Bermúdez se encontraba en la Sala Stampa del Vaticano y, según su relato, se cruzó con Ugaz y Allen mientras daban una entrevista sobre el Sodalicio, organización de la que ambas son enemigas públicas. Bermúdez asegura que al pasar hizo un comentario ligero—“yo soy el acusado”—sin intención de ofender, tras lo cual Ugaz se retiró sin mediar palabra. Más tarde, al salir, se encontró con Allen, con quien tuvo una relación profesional años atrás, y le expresó sus oraciones por la salud de su esposo, John Allen, quien enfrenta un cáncer terminal. Allen respondió con incredulidad, a lo que Bermúdez replicó que ese era “problema suyo, no mío”. Según el periodista, no hubo agresión verbal alguna, y cuenta con una testigo norteamericana que puede corroborar su versión. Sin embargo, Ugaz y Allen presentaron una denuncia ante la Sala Stampa y la Gendarmería vaticana, acusándolo de agresión verbal, lo que desencadenó el rumor de su expulsión.
El 16 de mayo, Religión Digital publicó un artículo afirmando que Bermúdez había sido declarado “persona non grata” y que su acreditación fue suspendida permanentemente, citando “fuentes cercanas a las denunciantes”. José Enrique Escardó, conocido satanista peruano, celebró la supuesta sanción en redes sociales, mientras Ugaz relató en Infobae que Bermúdez la interrumpió “a los gritos” durante su entrevista, un incidente que calificó como “un duro trance”. Sin embargo, Bermúdez, en una respuesta contundente publicada el 17 de mayo, desmintió estas afirmaciones. Según informó, una representante suya acudió a la Sala Stampa ese mismo día para verificar su estatus, recibiendo la confirmación verbal de que no se ha tomado ninguna decisión sobre su caso: las cartas, incluyendo su descargo, están aún en análisis, y su registro como periodista acreditado sigue vigente.
Bermúdez subraya que, conforme a los procedimientos de la Sala Stampa, cualquier sanción—de existir—se le comunicaría directamente a él o a su editor, no de manera pública, lo que evidencia la falsedad de las afirmaciones de Religión Digital.
Bermúdez no solo niega la agresión, sino que cuestiona la veracidad de las acusaciones de Ugaz y Allen, a quienes acusa de formar parte de una campaña sistemática para difamar a exmiembros del Sodalicio, organización disuelta por el Papa Francisco. Señala que Ugaz, quien coescribió Mitad monjes, mitad soldados con Pedro Salinas, ha impulsado una narrativa contra el Sodalicio que incluye, según él, mentiras sistemáticas, y que su presencia en la Sala Stampa—donde no estaba acreditada—violaba las normas del lugar.
Además, critica a José Manuel Vidal, director de Religión Digital, por su falta de rigor periodístico y por publicar un titular sin pruebas ni confirmaciones, describiendo al portal como un “blog moribundo” que amplifica las campañas de difamación de Ugaz, Salinas y Allen.
En su defensa, Bermúdez detalla los procedimientos de la Sala Stampa, explicando que una agresión verbal requeriría una investigación formal con testigos, y que incluso en casos graves— como insultos públicos o violaciones éticas—las sanciones se comunican de manera privada, no pública. Plantea preguntas incisivas: ¿Dónde está la carta de las acusadoras a Matteo Bruni, director de la Sala Stampa? ¿Por qué no se le ha notificado ninguna amonestación o suspensión? ¿Por qué su testigo no ha sido consultada?
El periodista asegura que al día siguiente del supuesto incidente trabajó normalmente en la Sala Stampa, saludando a sus colegas y al personal de seguridad, y promete compartir fotos de su próxima visita para demostrar que su acceso no ha sido restringido.
Frente a lo que describe como una “mentira grosera”, Bermúdez ha anunciado que tomará “las medidas legales más agresivas que permite la ley vigente”. Planea enviar una demanda notarial a Vidal exigiendo pruebas de su supuesta expulsión o una rectificación pública, y, de no obtenerla, iniciará acciones legales contra él y Religión Digital, así como contra otros medios que hayan reproducido la noticia sin verificarla.
Lo cierto es que este incidente aún no ha terminado y conociendo los antecedentes de las supuestas agraviadas, Bermúdez ha de tener razón.






Que se puede esperar de las enemigas de Cristo y de la Iglesia?
Esa gente no debes ni mirarla ,ignoramos, como si no existieran
Así deja de existir estos caviares comunistas